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Juanelo Turriano, un genio injustamente olvidado


Toledo, ciudad que conoció la obra de ingeniería mas celebre de Juanelo Turriano


Juanelo Turriano (Cremona, Ducado de Milan, Italia 1501 - Toledo 1585) fue un brillante relojero, ingeniero e inventor que ejerció su oficio en las cortes españolas del emperador Carlos I y su hijo Felipe II. También participo en la reforma del Calendario Gregoriano (aunque sus ideas no fueron elegidas por el Papa Gregorio XIII) y fue creador de algunos inventos muy adelantados a su época, como el "Artificio de Juanelo" o el llamado "Hombre de Palo", aunque este ultimo parece mas ser un mito que una realidad; o quizá sea una realidad olvidada y amparada en un intento de mitificarla. Luego profundizaremos en este viejo enigma. Las campanas del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial tambien llevan su firma.


Busto de Juanelo Turriano

Siendo muy joven, Turriano entro a trabajar de aprendiz en una relojería, que en aquellos años era uno de los oficios mas herméticos que existían. De estos años de aprendizaje adquirió los profundos conocimientos que le sirvieron para toda su obra. Obviamente hubo de destacar bastante en la sociedad de su época, ya que pronto captó la atención del emperador Carlos I, el cual le nombró Relojero Real, trasladándose alrededor del año 1530 (hay muy pocos documentos escritos sobre la vida y obra de Turriano, el cual ademas no dejó ningún plano de sus inventos) a la ciudad de Toledo. Construyo algunos relojes astronómicos muy precisos por encargo del emperador y vivió junto a el el último año y medio de su vida en el Monasterio de Yuste, donde por encargo de Carlos I diseño un mecanismo de riego para los huertos de palacio que no funcionó correctamente quedándose el agua estancada, caldo de cultivo ideal para mosquitos que podían propagar enfermedades fatales para la época. De hecho, uno de estos mosquitos picó al emperador provocandole el paludismo que lo llevó a la tumba.

Felipe II, rey de España tras la abdicación de su padre no quiso desaprovechar el talento de Turriano, nombrándolo Matemático Mayor de la corte, gracias a lo cual pudo gestar la obra de ingeniería que lo volvió celebre, el Artificio de Juanelo en la ciudad de Toledo, un gran mecanismo con precisión de relojería que llevaba el agua desde el río Tajo hasta el palacio del Alcázar salvando un desnivel de 100 metros de forma altamente eficaz para resolver los graves problemas de suministro de agua potable que padecía la ciudad desde hacia ya muchos años. La máquina funcionaba gracias a la fuerza del río Tajo, proporcionada mediante ruedas con aspas como las de los molinos; otra rueda con cangilones recogía el agua del río y luego poco a poco mediante un mecanismo articulado de grandes cazos se iban pasando el agua de unos a otros de forma inteligentemente sincronizada a la vez que se iba almacenando en depósitos situados en varias torres y siendo recogida por mas cazos hasta así llegar a la parte superior. Tal obra se inició en 1565 financiada por la ciudad, pero impulsada por el mismo rey Felipe. En 1569 terminó la obra subiendo agua desde el fondo del valle hasta las cisternas del Alcázar a un ritmo de unos 14.000 litros al día. Sin embargo, los problemas de suministro de agua no se resolvieron, ya que el agua se quedaba en el Alcázar toledano para su uso privado y por tanto, la ciudad consideró que el artificio solo beneficiaba al palacio y no veían ningún motivo para pagar a Turriano el salario vitalicio pactado (unos 1900 ducados de renta para el y sus descendientes, mas otros 8000 que saldrían de las arcas del estado, contribución de Felipe II pero que por desgracia para Turriano, no llego a cobrarlo íntegro).


Recreación del Artificio de Juanelo. Autor: Yomangani  Imágen bajo Licencia Libre. Mas información  en el enlace https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ArtificiodeJuanelo.jpg


Con todo y eso, Turriano propuso al consistorio toledano construir un segundo artificio en exclusiva para la ciudad pero a cambio de gestionar el todos los beneficios obtenidos. Toledo cedió y Juanelo construyó una nueva maquina con éxito; sin embargo parece ser que una vez construido y puesto en marcha, los costes de mantenimiento del aparato fueron muy elevados no pudiendo Turriano asumirlos y arruinándole por completo. El artificio le sobrevivió a Juanelo, funcionado de forma más o menos eficaz, hasta que en el año 1639 fue desmantelado debido a los problemas que ocasionaba el desgaste de las piezas y el elevado precio de su mantenimiento. Todavía hoy en día se pueden contemplar algunos restos del edificio más inferior en el río Tajo.


Pintura de El Greco de la ciudad de Toledo. Se puede distinguir el Artificio de Juanelo


El HOMBRE DE PALO

Y entre la leyenda y la realidad encontramos otro conocido aparato construido por Juanelo Turriano, tan singular que incluso la ciudad de Toledo tiene una calle dedicada a el. Hablar sobre autómatas antropomórficos en el siglo XVI puede sonar un poco a ciencia ficción, pero a fin de cuentas las primeras referencias sobre la construcción de estos ingenios mecánicos las tenemos en la época clásica, que aunque eran en su mayoría juguetes y entretenimientos para las masas no dejaban de ser mecanismos de alta precisión, y recordemos que Juanelo Turriano fue el relojero oficial de la corte de Carlos I de España y en aquellos tiempos los mecanismos mas precisos construidos por el hombre eran los relojes. Mención aparte merece la leyenda hebrea del Golém, un autómata de barro que cobra vida artificial mediante un hechizo, pero esta leyenda está ambientada en la ciudad de Praga en el siglo XVI, justo en el mismo siglo de la construcción del toledano "Hombre de Palo" de Juanelo.
Se cuenta que esta maquina con forma humana a tamaño real estaba situada en la calle de las Asadurias (actual calle del Hombre de Palo) y su función consistía en pedir limosnas para el mismo Juanelo, arruinado tras la construcción de sus dos artificios en el río Tajo. Se dice que se movía de forma totalmente automática, saliendo al paso de los sorprendidos transeúntes y que cuando recibía algunas monedas, respondía mediante una inclinación a modo de agradecimiento.  
No existen grabados de la época ni pinturas que representen a este robot primitivo y además fue destruido de forma premeditada por la Inquisición Toledana años antes de fallecer Juanelo. Sabiendo de la afición de Turriano a fabricar pequeños juguetes mecánicos y dejando rienda suelta a mi imaginación, el "Hombre de Palo" no sería sino uno de esos juguetes a tamaño natural con un preciso mecanismo de relojería en su interior. También lo imagino avanzando sobre rieles para dar la sensación de cierto movimiento autónomo, apenas no más de un par de metros para después regresar al punto de origen. Sin embargo lo más seguro es que el Hombre de Palo de Juanelo no pasase de ser un muñeco de madera estático que como mucho tuviese algún tipo de movimiento mecánico producido por un mecanismo de relojería. 


Calle Hombre de Palo, entrada desde la Plaza de las Cuatro Calles. Fuente Google Maps


Juanelo Turriano murió en Toledo el 13 de junio de 1585 y fue enterrado en el hoy desaparecido Convento del Carmen. De su vida se conservan pocos documentos -su testamento, algunos contratos, pocas cartas- y al ser poco amigo de dibujar planos, sus creaciones se han perdido para siempre, quedando solo meras aproximaciones basadas en los dibujos realizados por terceras personas en su época. De Turriano se dice que si hubiera dejado constancia o memoria de sus diseños su apellido hubiese estado al nivel de reconocimiento universal del mismísimo Leonardo Da Vinci. Recordemos que su Artificio de Juanelo fue un invento único, admirado y muy reconocido en su momento. La ciudad imperial de Toledo siempre estará agradecida al genio de Juanelo Turriano.

ANIMACIÓN EN 3D DEL ARTIFICIO DE JUANELO

Fundación Juanelo Turriano